Una de los argumentos de la FIBA para defender la vuelta de las ventanas era que las selecciones tendrían la opción de volver a jugar partidos oficiales en casa y no solo amistosos veraniegos para preparar los campeonatos internacionales. Por poner en contexto la dureza de esos castigos (que llevan aparejados la suspensión de sueldo), un equipo de la NBA tarda menos de dos meses en jugar 25 partidos en temporada regular.